domingo, 30 de junio de 2013

Oporto es pasión

Sin perder detalle despierta y vive, será una experiencia sensorial



       Diciembre, en uno de los días más fríos de invierno en Portugal, cuna de soñadores, descubridores y viajeros, donde el país es pequeño para el imponente río Tejo y Douro que en el dan vida, voy en camino a la aventura, a bordo del tren más rápido del transporte ferroviario portugués, el Alpha Pendular, comodidad, rapidez y lujo lo describen, a 220km/h recorro y disfruto del paisaje de Braga, Coimbra, Aveiro y otras subestaciones urbanas, una duración de tres horas y media hasta llegar a mi destino, Oporto, que me abre sus puertas a una experiencia inolvidable. Al llegar, me siento en la Plaza de la Batalla, centro de la ciudad, aves que van y vienen, observo muchísimo tráfico y está muy concurrida debido a la presencia de numerosas cafeterías con terrazas, hoteles, oficinas, alguna discoteca y el cine Batalla.  

Plaza de la Libertad



         Es una plaza bastante amplia y un lugar frío que a pesar de vestir chaquetas, medias de lana, bufandas tejidas, largas botas, y uno que otro suéter no me hacen fuerte a los 7° centígrados, los que me han hecho ir por un café, delicioso aroma y calor de cafetería que calienta  y reanima, despertando aquellos recuerdos y anhelos de mi país, aquellas arepitas, el clima cálido, la gente, las costumbres, la música, mi familia, mis perros, mis amigos, la playa, el majestuoso parque El Ávila e incluso la caótica Caracas, pero todo esto  que a su vez se transforman en emociones y ganas de nuevas experiencias, conocer otra cultura, nuevas personas, más aventura y otras políticas.



                              



        De ahí partimos a un recorrido por el lugar donde el aroma era muy puro, a vino tinto,